Monday, November 18, 2013

La verdad en la ficción: una respuesta a "El vano ayer" y más


LA VERDAD EN LA FICCION: una respuesta a El vano ayer y más

I am passionately dedicated to the truth.
- L. Slater,
 Lying

Ante de Dios, y ante de la historia

El 20 de noviembre de 1975, Francisco Franco murió con el brazo derecho de la santa Teresa de Ávila a su lado. Murió, a pesar de sus treinta y dos doctores, de complicaciones de la enfermedad de Parkinson (Selwyn-Holmes). <<Españoles— Presidente Carlos Arias Navarro anunció en voz grave durante ese día—Franco ha muerto>>. Enterraron el cuerpo en el Valle de los Caídos; el Generalísimo durmiendo siempre con los recuerdos de la Guerra Civil. Tenía ochenta y dos años.
Había un trigésimo tercer doctor, el médico de la familia. Parte, de hecho, de la familia. Cristóbal Martínez-Bordiú, X Marqués de Villaverde, el esposo de María del Carmen Franco y Polo, el único Yernísimo (Martín Gaite). En 1984, las fotos que le sacó del moribundo dictador aparecieron en La Revista. El Yernísimo decía, por accidente. Que fueron robados (<<El marqués de Villaverde tomó las fotos sobre la agonía de Franco>>). Nadie de los miembros del equipo médico sabía nada de las fotos. No las vieron. No sabían que existieron. Pero, ¿otra gente? ¿Quiénes de las personas que conocían al Yernísimo veían las fotos, los retratos de un dictador casi muerto? ¿O debes creer que a los sacó sólo por sus propios ojos?
Cristóbal tenía siete hijos con su esposa, y una, Mariola Martínez-Bordiú y Franco, acabado de cumplir veintitrés años un día antes del muerto del Generalísimo. Imagínate las imágenes debajo de los dedos de ella, las ferreterías de los médicos en la piel de su abuelo, la piel de su abuelo con el color y la textura de un pollo. Su boca, abierta. Lo que Navarro llamó <<el hombre de excepción ante Dios, y ante de la historia>> es esto también, un cadáver, un muerto.
Veintitrés años. La hija del Yernísimo, la nieta del Generalísimo, la mujer Mariola. Tenía casi la misma edad que C.E., la ensayista, tiene ahora. 

Propuestas sobre la verdad

                Cuando C.E. se sienta en su cuarto, sus pies encima de la cama, las cortinas abiertas por la noche, piensa en la verdad y sus opciones. Como muestra Isaac Rosa, hay muchas maneras de contar la historia, las estructuras de cuentos ya escritos como esqueletos o columnas vertebrales, listas para proporcionar la forma de su  <<relato real>>. <<Pero—le pregunta— ¿dónde está la verdad verdadera de la historia? ¿Puedo lograrla por mis manipulaciones, mis invenciones? ¿Por ficción en vez de no-ficción?>>
                La ensayista piensa en eso. Afuera, alguien grita en la calle. Alguien ríe. Como todos los viernes.
De hecho, C.E. no está tan segura que existan los trabajos de no-ficción. Duda. La realidad, como sabes, es una cosa resbaladiza, y hasta cuando C.E. intenta de escribir la verdad como algo frío y duro, te miente. Te miente (Slater). Decía la novelista Madeleine Thien, <<I can never explain, and you can never understand>>. Addie Bundren de As I Lay Dying expresa el mismo hueco, un hueco entre los individuos que las palabras no pueden llenar. La ensayista busca la cita en un libro de mal olor: <<That was when I learned that words are no good; that words dont ever fit even what they are trying to say at>> (Faulkner). C.E. piensa, <<muy radical, muy atractivo>>. Pero su problema permanece. ¿Puede la ficción, algo que admite invención, falsificación, hace una reclama a la verdad de la historia?
Después de comer una banana vieja, jugar con la gata de la casa y organizar sus libros, C.E. escribe tres oraciones por fin:
1.       La ficción es como una traición de la verdad, y por extensión, de la historia.
2.       La ficción funciona como un medio de crear la verdad, de recrear la historia.
3.       La ficción revelando algo más que pueden los hechos de la historia, una verdad esencial.
La ensayista no sabe cuál es correcto, cuál es falso. No puede hacer su argumento con fuerza. No puede cumplir su tesis.

Mariola Martínez-Bordiú y Franco

                Se llama <<la roja>>. Un apodo que le dio su hermano Francis. Su esposo, Rafael Ardid: el hijo de padres republicanos. <<El yerno de Franco no veía con buenos ojos al joven… Claro que esto a Mariola no parecía importarle>> (Rubio). En la prensa, se dice <<la hermana tímida>>. Le gusta su privacidad. No permite entrevistas, odia las fotos.
C.E. quiere saber, << ¿por qué? >>.

La arquitectura

                De todos los lugares, los encuentro en un viejo texto de Borges entre <<Diálogo de muertos>> y <<La trama>>. A mi padre no le gustan las ficciones, ni de Borges ni de nadie, pero piensa que es un hombre listo, y tal vez eso es su versión de ingenio. Hay tres de ellos con palabras al lado revés de la mano de mi padre. Fechas y tiempos y títulos. <<17 de diciembre de 1975, 10:58p.m., máquinas para respirar>>, <<18 de diciembre de 1975, 5:31a.m., he visto la vida adentro>>, <<19 de diciembre de 1975, 11:19p.m., quizá el último día>>.
Cuando miro las fotos por  un instante, veo la enfermedad en el cuerpo de un viejo. Pero veo y veo y veo, y después es como un dibujo mío, un dibujo de la arquitectura; no de un museo o de un puente, pero de un hombre. Cumplí mis estudios de ser arquitecta sólo en el año pasado, pero hoy es la primera vez en muchos meses en que siento la necesidad de dibujar, de crear una estructura por la inspiración de los huesos de mi abuelo. Las líneas de su cabeza, las curvas de su pecho desnudo, la violencia de los tubos de los médicos en su piel. Un edificio espectacular.
Había sido muerto por cinco días.

Conversación entre C.E. y E.S.

– ¿Hay una diferencia entre la verdad y la  realidad?
– Claro. La realidad se refiere al mundo físico, actual, al mundo que existía antes de los seres humanos y que existirá después. La verdad, eso es lo que comprenden las personas del mundo, sus propias percepciones.
– Pues, ¿crees que la verdad es de la gente y la realidad es de la naturaleza?
– Sí, esto. Y por eso, la verdad es subjetiva mientras que la realidad no es.
– Pero, ¿qué piensas de los hechos y los datos? ¿Ellos no marcan la verdad en la realidad, en nuestra historia?
– Son como boyas en el mar. Pequeños pedazos de objetividad que nos dan importancia.
– Francisco Franco murió el 20 de diciembre de 1975.
– De casi ochenta y tres años.
– Mariola cumplió veintitrés años el 19 de diciembre de 1975.
– Y ya tenía una carrera en la arquitectura.
Silencio. Por siete minutos, silencio. Y luego:
                – Si lo que me digas es correcto, si la verdad sea de nuestras percepciones  de la verdad, ¿cómo podemos estar de acuerdo de ciertas cosas universales? ¿Existen versiones de la verdad más verdadera, o más fiel a la realidad?
                – Tú me digas. Es tu ensayo, ensayista.

Buscadores, cazadores

                Buscamos la verdad. La cazamos en la memoria, en la Guerra Civil, en la historia y en los libros de la historia. No sabemos lo que exactamente buscamos, pero lo buscamos. No estamos tan seguros de la diferencia entre la verdad y la realidad, de la división entre la no-ficción y la ficción, hasta que existe esta división. ¿Cómo podemos representar el pasado con fidelidad? Y no sólo el pasado de hechos y de datos, pero el pasado de los humanos, de cosas resbaladizas y vivas.
                ¿Estamos traidores de la verdad? ¿Malinches de la historia, todos? (Yo pienso <<no>>, si estamos honestos sobre nuestras manipulaciones.)
                O, tal vez, creadores. Mágicos que rehacen la historia. (¿Qué piensas C.? ¿Y Javier?)
                 Mejor: personas con ideas, con esperanzas, con el deseo de encontrar alguna verdad que es más, que es esencial.
                ¿Hemos tenido éxito en eso?

Nota de la ensayista

Este ensayo, no lo fue escrito por magia.



Adenda bibliográfica
Borges, Jorge Luis. Ficciones. New York: Viking, 1998.
Cercas, Javier. Soldados de Salamina. Barcelona: Tusquets Editores, 2011.
Faulkner, William. As I Lay Dying. New York: Random House, 1964.
Martín Gaite, Carmen. El cuarto de atrás. Madrid: Siruela, 2009.
“El marqués de Villaverde tomó las fotos sobre la agonía de Franco.” El País. 1 noviembre 1984. <http://elpais.com/diario/1984/11/01/sociedad/468111606_850215.html>.
Rosa, Isaac. El vano de ayer. Barcelona: Seix Barral, 2004.
Rubio, Miriam. “Los nietos de Franco más discretos.” Vanitatis. 23 junio 2008. <http://www.vanitatis.com/cache/2008/07/23/29_nietos_franco_discretos.html>.
Selwyn-Holmes, Alex. “Agony and Death of General Franco.” Iconic Photos. 1 febrero 2011. <http://iconicphotos.wordpress.com/2011/02/01/agony-and-death-of-general-franco/>.
Slater, Lauren. Lying: A Metaphorical Memoir. New York: Random House, 2000.
Thien, Madeleine. Lectura. Grinnell College. 18 abril 2013.

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